
Una mirada más profunda a la fascia y al Yin Yoga
La fascia y Yin Yoga
El mes pasado os hablé sobre la fascia en otro artículo del blog y, como cada vez me adentro más en su estudio y veo lo relacionada que está cada parte del cuerpo, sin importar lo lejos que esté una de otra, este mes, os dejo otro artículo relacionado con este tema.
“Se ha reconocido durante mucho tiempo que las membranas que forman las envolturas del cerebro, de los nervios, de los vasos de todo tipo, de las glándulas, de las vísceras, de los músculos y sus fibras, e incluso de la piel del cuerpo, son en general, las producciones de tejido conectivo. Sin embargo, no parece que nadie haya visto en esta multitud de hechos armonizadores nada más que los hechos mismos; y nadie, hasta donde yo sé, ha percibido todavía que el tejido conectivo es la matriz general de toda organización, y sin este tejido, ningún cuerpo vivo sería capaz de existir, ni podría haber sido formado.”
Jean-Baptiste Lamarck, 1809
La fascia puede variar en grosor y densidad dependiendo de dónde se encuentre y para qué se utilice. Existe un tipo de fascia ubicada justo debajo de la superficie de la piel (llamada “fascia superficial”) y otro tipo directamente debajo de esta (llamada “fascia profunda”), que generalmente es más resistente que la anterior. Dentro de esta fascia profunda se sitúan los tejidos de los músculos, los vasos sanguíneos, etc., que recorren el cuerpo. Un tercer tipo de fascia recubre las cavidades del cuerpo. Para nuestra práctica, la que más nos interesa es la fascia profunda y cómo contribuye a la flexibilidad de los músculos.
Si es cierto que todas las formas de yoga trabajan la fascia, en yin yoga se trabaja particularmente por el tiempo que se sostienen las posturas. Algunos estudios indican que a partir de los 2 minutos de estiramiento pasivo, como se propone en yin yoga, se “lubrica” la fascia.
La fascia no solo es continua con los músculos, órganos y todos los tejidos que se encuentran dentro de ella, la fascia está conectada entre sí en todo el cuerpo. Es lo que nos mantiene unidos, lo que mantiene nuestros huesos conectados y en posición vertical.
Esta red es el camino para las comunicaciones dentro del cuerpo. La fascia saludable promueve el flujo receptivo de señales en todo el cuerpo, lo que resulta en una relación más armoniosa entre sensación, pensamiento y acción.
Cuando la fascia tiene adherencias o distorsiones, puede causar un flujo sanguíneo deficiente, impulsos nerviosos más débiles, flexibilidad y rango de movimiento limitados y una serie de otras dolencias físicas. Estas distorsiones en la fascia pueden tirar, torcer y comprimir el cuerpo en desalineación. Los estudios muestran que la tensión fascial en una estructura, como la rodilla, puede causar tensión o problemas en las estructuras adyacentes, como la cadera o el tobillo. Algunas afecciones comunes de las que puede haber oído hablar, como la fascitis plantar y el hombro congelado, se atribuyen a distorsiones en la fascia.
¿CÓMO MANTENER TU FASCIA SALUDABLE?
Hidrátate. Mantén la fascia hidratada, como si fuera una esponja. Asegúrate de que tu dieta incluya agua suficiente.
Aproximadamente el 70% del volumen de la fascia está compuesto por agua que se encuentra en la sustancia fundamental no fibrosa. Tanto el estiramiento como la compresión juegan un papel importante en la hidratación de los tejidos. Cuando carga tejido, el líquido sale. Cuando se liberan las cargas y los tejidos se dejan reposar, el líquido nuevo se regresa como una esponja
Movimiento consciente. Recuerda que tu fascia se extiende desde la punta de tu cabeza hasta los dedos de los pies y cubre todo lo que está en el interior de tu cuerpo físico. Por lo tanto, es vital elegir movimientos que hidratan nuestra fascia.
En el yoga, alargamos y expandimos el cuerpo, no sólo nuestros músculos, sino también toda la red de fascia. Pero tiene que ser un yoga donde el tiempo en las posiciones sea largo; no es un yoga dinámico. La práctica de sostener las posturas te permite mantener tu rango de movimiento, ser flexible y que tu cuerpo esté saludable. Al sostener las posturas por más tiempo, llegas a la fascia profunda, lo que a la vez contribuye a restaurar y mantener este tejido.
El Yin Yoga, practicado con cuidado y paciencia, proporciona un estrés lento, una sensación de compresión o estiramiento a las áreas específicas del cuerpo. Tiene la capacidad de crear cambios a largo plazo en esta red de conexiones y, por lo tanto, en la estructura de nuestra experiencia interna.
La sensación que, por ejemplo, se siente en la zona lumbar durante la postura de la esfinge, es el resultado de las fuerzas de compresión sobre los tejidos blandos y las vértebras.
Si te parece interesante la fascia, la práctica de Yin Yoga, en enero regresamos con las clases de Yin realizando ejercicios de relajación miofascial.
Cuídate y cuida tu cuerpo.
Namasté