
¿Qué es la fascia?
La fascia
La fascia es un tejido fibroso que “conecta” cada célula de nuestro cuerpo. Este tejido conectivo forma una red tridimensional de nuestro cuerpo, que se extiende desde la cabeza hasta los dedos de los pies. La fascia rodea e infunde todos los músculos, fibras musculares, huesos, vasos sanguíneos, nervios y órganos de nuestro cuerpo. También afecta directamente a nuestros sistemas corporales como nuestros sistemas muscular y neurológico.
Podría asimilarse a las membranas que separan y conectan los gajos de una naranja.
La fascia se compone de:
- fibras elásticas – permitiendo la posibilidad de cambio
- fibras de colágeno (que es muy resistente) que proporciona nuestro apoyo y fuerza
- y una sustancia fundamental que tiene una textura gelatinosa y fluida (cuando está sana). Esta calidad de fluido permite que los órganos y los músculos se deslicen entre sí sin fricción.
La fascia permite que todas las células del cuerpo se muevan cómo una sola a la vez que se adapta a los cambios rápidamente respondiendo a las necesidades del cuerpo.
Forma parte del tejido conectivo, que tiene como una de sus funciones principales mantener la estructura corporal. Los tejidos conectivos también son los tendones (que conectan los músculos con los huesos y colaboran en el movimiento del esqueleto) y los ligamentos (que conectan los huesos entre sí y ayudan a la estabilidad general), cartílagos y otros.
La sangre, los nervios y los músculos están envueltos y penetrados por la fascia, lo que permite que sus músculos y órganos se deslicen suavemente entre sí. Cuando tiene adherencias y distorsiones fasciales, esto puede causar un flujo sanguíneo deficiente, impulsos nerviosos más débiles, flexibilidad y rango de movimiento limitados y una serie de otras dolencias físicas.
¿Cómo nos aseguramos de que nuestra fascia esté sana?
El movimiento es una de las claves. Hay muchas formas de mover y ejercitar el cuerpo, incluyendo la práctica de yoga.
En formas más fuertes de yoga físico, estás generando sangre oxigenada, haciéndola circular a través de la fascia en el cuerpo. Esta circulación asegura que se eliminen los desechos celulares viejos y se aporten los nutrientes adecuados para alimentar las células, creando un sistema fascial saludable.
En el caso del yin yoga, mantienes estiramientos profundos durante varios minutos para acceder a la fascia profunda.
Liberación miofascial en Yin Yoga ¿Qué es?
Son estiramientos pasivos mantenidos durante largo tiempo que relajan el músculo. Igual que ocurre con los músculos, la fascia puede estar tensa o haber crecido de forma desordenada por alguna lesión o cirugía. La liberación miofascial permite la hidratación de la fascia, con lo que los tejidos recuperan movilidad, además de promover la propiocepción, ya que la fascia está repleta de sensores nerviosos que envían información al cerebro.
La práctica de Yin Yoga busca trabajar con esos tejidos conectivos profundos. Estos tejidos van perdiendo elasticidad si no se utilizan, ya sea como proceso del envejecimiento o por tener una vida sedentaria, el cuerpo se va quedando rígido y la movilidad articular limitada. Durante la práctica de Yin Yoga, al trabajar de forma lenta, damos espacio y tiempo al cuerpo para llegar a los tejidos profundos.
El propósito de las posturas es “estresar” los tejidos en unas zonas concretas, a través de la compresión, estiramiento o contracción de los mismos.
Podemos añadir elementos externos que nos ayuden en esta tarea, por ejemplo, con el uso de pelotas de distintos tamaños, de durezas diferentes, realizando presiones suaves, movimientos del cuerpo sobre esas pelotas, moviendo las pelotas con las manos sobre alguna zona del cuerpo, como si estuviéramos haciendo un masaje, siempre teniendo en cuenta que si tienes alguna lesión o patología, debes de consultar con tu médico antes de realizar alguna de estas técnicas.
Mantener una práctica regular puede ayudar a que la fascia sea fuerte, flexible y saludable, lo que le permitirá continuar haciendo esas cosas del día a día.
Cuídate y cuida tu cuerpo.