Un trabajo para toda la vida
Siempre he sido una entusiasta de la cultura, historia y tradiciones orientales, ya en la adolescencia me interesaba por estos temas. Estudié Turismo, a lo que he dedicado mi trayectoria profesional, y más tarde, Estudios de Asia Oriental. Durante muchos años también practiqué Danza Oriental y continué investigando, leyendo y estudiando sobre estos temas. Mi recorrido siempre ha estado ligado a la cultura asiática.
Empecé a practicar yoga de forma muy intermitente, me llamaba la atención, pero no acababa de comprenderlo muy bien. Probé varios lugares y profesores y, con el paso del tiempo, me he dado cuenta que era yo la que no estaba preparada para esta práctica, no quería acercarme a mi interior. No fue hasta un tiempo después, en un periodo de mucho estrés y ansiedad, cuando comencé a asistir de forma regular a las clases para relajarme y desconectar. Fue entonces cuando comencé a reconectar conmigo, con mi esencia; un antes y un después en mi vida. En ese momento lo vi como una vía de escape, pero fue algo más, cambié mi forma de gestionar las emociones.
No fue, ni es un trabajo fácil, empezar a adentrarse en uno mismo nunca lo es, pero con el tiempo y la práctica vas conociendo mejor tu cuerpo, tu mente y la manera en la que te relacionas contigo misma.
Es un trabajo para toda la vida.