Es una invitación a notar las sensaciones corporales en el momento presente por medio de movimientos y formas del Hatha Yoga.
La palabra trauma proviene del griego y significa herida. Se puede referir a un trauma físico, es decir, una lesión grave en el cuerpo que, a menudo, no le permite continuar viviendo la vida como lo hacía antes, ya sea temporal o permanentemente; pero el trauma también puede ser emocional y psicológico.
Este método ha sido creado por psicólogos y psiquiatras basándose en Dan Siegel, que habla de lo que se debe sentir para prosperar: sentirse visto, seguro, calmado y estable.
El objetivo de una sesión es ofrecer a las personas un espacio de cuidado propio, que permita tomar conciencia corporal y responder a sus necesidades en el momento presente, dentro de un espacio de seguridad y confianza, con una forma de guiar basada en opciones e interocepción.
Estas sesiones están destinadas a cualquier persona, especialmente aquellas que en este momento estén pasando por un proceso de desasosiego, estrés, ansiedad, fatiga, agotamiento mental o físico, depresión. No son una sustitución a la terapia ni tienen esa finalidad, son un complemento para el trabajo de conexión con el cuerpo.
Dentro de esta metodología podemos incluir el Yoga oncológico, una adaptación del yoga tradicional a las condiciones físicas y emocionales de las personas con cáncer en las diferentes fases de la enfermedad: diagnóstico, tratamiento y postratamiento.
Yoga oncológico está reconocido como una terapia complementaria a los tratamientos médicos convencionales y sus beneficios están avalados por la comunidad científica: contribuye a la gestión de las emociones, reduce el estrés y depresión, fortalece la autoestima, alivia la fatiga y sofocos provocados por el tratamiento, así como otros efectos secundarios; flexibiliza y relaja los músculos y tejidos afectados.